Me mandaron medicación por amar, tenía un problema por ser, me durmieron para bajarme la “calentura”, no era moral que vaya encontra de las leyes de Dios; (si supieran que él marcha conmigo y levanta la bandera) me querían meter presa por querer irme con el amor de mi vida, me sometieron a estar con alguien para que mi corazón sane, solo que ellos no sabían que lo destruirían más. Al lograr liberarme, escape del laberinto donde estaba presa, tome mi maleta y corrí como una leona hambrienta por conocer un mundo distinto y no la mierda donde vivía; y así fue, descubrí un lugar nuevo para poder gritar fuerte lo que soy y no me averguenzo por nacer así. Levantó la bandera sin miedo, decido expresarme y decir lo que soy; para los demás es nuevo lo que hace tiempo existió y siempre se lo condenó. Cada uno es distinto, no existen dos gotas iguales cada una tiene su forma, densidad, color olor y hasta su propia forma de caer. ¿Por qué condenamos una manera de amar?...