Día 178
La medicación psiquiátrica que tomaba hacía que me volviera un ser inerte, los doctores se
dedicaron hacerte más caso a ti que a mi, ellos apoyaban tu idea de que estaba loca, pero
simplemente no sabían que era una niña enjaulada que pedía a gritos que la salvaran.
Cuando salí de la casa, sentí que la libertad estaba llegando a mi… pensaste que por quitarme
todo lo que tenía (lo material en si) iba volver a pedirte perdón de rodillas, pero sabes;
simplemente te quedaste con las cosas que guardaban mi dolor, con las cuales me desquitaba
cada vez que tu maldita mente te decía que me ataques. No te voy a negar que quería recuperar
mi cama, mi ropa y demás. Sin embargo luego me di cuenta que lo más importante que debía
recuperar ya lo estaba consiguiendo. MI LIBERTAD.
Lo único que saqué fue el poco dinero que tenía, mi cobija y mi peluche que han sido mis
compañeros desde que nací.
Tu pareja te apoyo, ambos deseaban tanto deshacerse de mí para ser felices y la verdad te
entiendo, era mejor mandarme de casa a quedarte con el verdugo que siempre ha desgraciado
tu vida. Aunque, después decidiste mandarme ropa rota y dañada para humillarme y hacer que
vuelva a ti y sea tu esclava otra vez, que para serte sincera era incoherente, porque me querías
lejos pero a la vez cerca. ¡Que raro! pero bueno sigamos.
Estos días no he tomado mi medicina psiquiátrica, quería comprobar si en realidad puedo
afrontar mis problemas o necesito de una pastilla para que me deje sin sentimientos. ¿Te
asusta verdad? Tu siempre quisiste que nunca me diera cuenta de la verdad.
El no tomar mi antidepresivo me hizo sentirme tranquila, porque por fin podía ver la realidad
como era, sin una máscara que camufla la mierda que estaba viviendo. Los temblores al fin se detuvieron, la arritmia cardiaca que me causaba la sobredosis de gotas para “dormir” y
“bajarme la calentura” por amar, dejaron de hacer efecto en mi cuerpo e hizo que mi corazón
volviera a la normalidad; por fin volvi a sonreir sin estar fingiendo que todo está bien, ahora
demuestro quien soy, respeto mis sentimientos y sé que está bien estar mal, que no soy un robot
que sonríe todo el tiempo como tu querías que fuera. Al fin me alimento sin que nadie me cuente las
calorías y disfruto mi vida sin vivir la del resto.
Querías que los demás sepan de que era la “loquita” o “enfermita”, lo que no sabías era que simplemente te estabas hundiendo en tus comentarios, porque ese infeliz y tu hicieron que
no viviera en paz, ambos me metieron a un juego de supervivencia donde los dos se
empeñaban en matarme; no me hago la mártir por si acaso, solo te cuento cómo era la
relación entre tu y yo.
El caso es que, cuando la gente supo de mi depresión y ansiedad, no me dio vergüenza
sino fue una escalera más para llegar a la cima; como alguna vez te dije Narcisx los
comentarios de las personas me dejaron de importar hace un chingo de tiempo, lo único
que sé es que quiero demostrarme que puedo salir adelante. Que soy valiente y no como
tu me decias: inutil. Los epítetos que me decías nunca me describieron,
solo me estabas contando tu historia, ahora más que nunca soy libre y me ha tocado
volver a reconstruirme
Quédate con mis cosas, que yo voy a recuperar lo más importante MI LIBERTAD.
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