Día 2
Queridx Narcisx:
Histérica, así era como me llamabas, exagerada por querer decir lo que siento,
por hablar para detener tus golpes, al levantarme y no escuchar tus insultos,
por denunciar sus abusos.
EXAGERADA, gran palabra que me definía.
¿Es por eso que te marchaste? Me dejaste por querer hablar y poner límites, lo sé entiendo que te
haya molestado mi manera de ser. Asustó a todos los que me ven, petrifico almas con mi mirar y
dejó sin sentir a los demás.
Eso era lo que me decías: soy alguien sin sentido alguno, un cuerpo sin alma; solo tú me podías
querer, sin ti no soy nadie.
Sabes decidí salir por primera vez con unas amigas, a ti te disgustaba eso por ello me mantenían
sometida a tus reglas. Me sentía fatal, no sabía que hablar con ellas, me preguntaban y no podía
responder, rogaba por volver a casa y estar en mi cama viendo el techo, pensando que estarás
haciendo ahora.
Cómo es de costumbre cuando sales, pides comida para poder platicar, yo no pedí absolutamente
nada; ver sus cuerpos perfectos hacía que el mío quedará como una basura. Me daba asco verme de
esta manera que solo las observé disfrutar de sus alimentos, para hacer más amena la tarde pidieron
unas micheladas; tus favoritas creó. Era la segunda vez que las veía la primera vez fue en televisión
y ahora aquí, como ya sabrás odio el olor a licor cosa que a ti te disgustaba, porque te encantaba
besarme con esa boca olor a muerto; según tu mostrándome amor.
El caso es que me iban a invitar una pero la rechacé, preferí evitarla, no quería convertirme en otra
persona al beber alcohol; ya lo había hecho antes y créeme que no resultó nada bien. Así que lo
rechace, sus rostros me mostraron inconformidad, desde ese momento todo cambió ya no hablaban
conmigo y mucho menos me incluían en su grupo, sabía lo que venía; iban a dejarme sola y como
no quería eso llame a mamá para que me viniera a ver.
Obviamente se sorprendió, pero ella me conoce, por eso solo me vino a ver para llevarme de
regreso a casa, todo el camino pensaba solamente en ti. Al llegar a casa corrí de inmediato al baño a
vomitar, mientras lo hacía no paraba de pensar en los cuerpos de las demás chicas, mis lágrimas
inundaban el retrete y mis gritos se ahogaban con el reflujo que tenía.
Tenías razón, soy una gorda exagerada. Solo tú me podrías amar, nadie me va a querer más que tú.
Ahora que ya estoy más calmada he vuelto a mi cuarto para descansar un poco, aunque tengo la
garganta desgarrada y el estómago morado por golpearme, después de recostarme en mi cama;
empecé a pensar en: ¿Te sentiste igual en tu primera salida? ¿Cómo fue estar con tus amigos?
¿Pensaste en mí? ¿Te gusta comer chetos? ¿Sientes que exagero en este relato?
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