Día 30
Querida A:
Treinta días desde que te empecé a escribir, 30 son pocos, para todos
los años que he permanecido callada, aguantando tus insultos y
siendo una sumisa ante todos.
Hace una semana mientras escribía una canción, me dí cuenta
cuando comenzó el querer regresar lo que comía; mis tías siempre
me criticaban el cuerpo al igual que tú, ustedes se juntaron y me
dieron la gran idea de meterme los dedos a la garganta para
regresar la comida. Dudé al principio, pero ahora que veo los
resultados no me parece tan mal; aunque la última vez voté un
poquito de sangre, sé que esto me funcionará para agradar a los demás.
Ahora la gente ya no me ve como la "cerda", sino como Mak.
Mientras caminaba con mi mamá por el centro, una señora que es
vecina nuestra nos encontró, no podía parar de verme.
- ¿Quién es ella? - Le pregunto a mi mamá.
- Es mi nena. - Respondió.
- ¡Wow! Es muy grande y delgada. Mejor que ya esté flaquita, antes era bien fea.
Bueno si hablamos de feas ella gana, las arrugas que carga no son
nada agradables. Además lo fea se quiera pero lo descerebrada y mamona,
no; me lleno de tanta rabia su comentario que decidí no responderle, ya que
estaba a punto de mandarle por un tubo.
Mi mamá al verme incómoda, decidió despedirse; en el camino solo
recordá tus palabras, tenías tanta razón. Debería ponerme una bata
encima para que nadie vea el monstruo que soy, al llegar a casa
corrí a mi habitación, me encerré, destape el espejo roto y me miré;
lo único que podía ver era un rostro distorsionado.
- ¡Das asco!
- ¡Mírate! ¡Eres una cerda!
- ¡Hazle un favor al mundo y muérete!
- ¡Eres tan cobarde que ni envenenarte eres capaz!
- ¡No te acerques a An, se va asustar del monstruo en el que te convertiste!
- ¡Nadie te va amar!
Decidí cubrir de nuevo el espejo y me tiré al suelo a llorar, mientras
abrazaba mis piernas, cubriendo mi boca para callar el ruido de mis
sollozos y recostando mi cabeza en la pared. Tome mi celular para
llamar a So, quería conversar con alguien mi hada está de viaje y So
es la segunda persona que conoce mi historia.
Estaba a punto de marcar, cuando en eso apague mi celular,
no le voy a molestar; ella tiene más cosas que hacer que estar
escuchando a una inmadura como yo. Además, no quiero que
se aleje de mí como lo han hecho los demás, por mis escándalos sin sentido.
Me levanté y me puse a hacer mi tarea, me llamaron a comer pero no fuí.
La verdad no tenía hambre y bueno si comía en el estado en el que me
encontraba iba a devolver todo y esta vez quiero dejar descansar a mi garganta.
La noche me fue imposible conciliar el sueño, la abstinencia de no vomitar
me estaba matando, pero si lo hacía en la madrugada mi mamá hubiera
tenido otro motivo para regañarme, por ello decidí morder las cobijas y
volverme a dormir.
No sé cuánto más soportaré, pero espero que sea lo suficiente
para olvidarme de una vez de ti.
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