Día 76


Querida A:


Pues todo siguió igual, mi mamá se comportó como si nada hubiera pasado, el trabajo estuvo regular,

en sí la misma monotonía de siempre. Deje todas mis ideas suicidas atrás y ahora solo existo por existir,

la verdad ya nada me interesa, estas noches he tenido ataques de ansiedad y uno que otro día 

depresión, pero normal o al menos eso pienso.

Están a punto de acabarse las clases y te juro que voy a extrañar a Ca y So, porque aunque no hablaba

con ellos, eran los únicos que notaban mi existencia y no me juzgaban. En ellos puedo 

ver que la lealtad, la nobleza, sinceridad, amor, amistad, es real; mi mamá y su esposo siguen con la idea

de irse a vivir en otra ciudad, por más que diga que no quiero a ellos les importa un carajo mi pensar. Lo

que menos quiero es alejarme de An, es la primera mujer  de la cual me enamoré perdidamente y no

quiero separarme de ella. ¡NO!

-Puede que me vaya a vivir a otro lado. - Le dije.

- ¿Por?

- Ya sabes de deudas y demás. No me quiero ir. - Empecé a llorar.

- Tranquila, por más que estemos lejos aquí voy a estar para ti. Cuentas conmigo siempre.

- Ya nada, An…

- Dime

- Me gustas. - Baje la cabeza y solo quería huir.

- Ya lo sabía. 

- ¿Qué?- 

- Eres muy obvia.

- Qué pena. - Cubrí mi rostro con mis manos.

- Sabes que te quiero.

- Yo igual.- La abrace.

- Amigas por ahora.

- Sí.

- Ya el destino nos dirá que onda con todo esto. Te quiero guapa.

- Yo también. 

Quería sentir su aroma, su calor, antes de que todo se terminara. Nunca pensé que el amor iba a

doler tanto, al punto de provocar que mis ojos derramaran lágrimas al pensar en ella, mi boca se

cerrara del dolor, mi corazón bajará su ritmo cardiaco y mi temperatura fuera menor de lo común. 

Solo espero que esto no sea un adiós. 

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