Introducción.


Desde que era pequeña busque un lugar seguro, pero solo me encontraba con desiertos y monstruos

nocturnos, que me llevaron a un barranco para caer y jamás volver.


Antes de dar el primer paso supe que no era la única, hoy sé qué más extraños como yo, están

buscando un sitio donde desahogar todo el dolor que existe en su interior.


La primera vez que alguien leyó estas cartas, pensó que eran dedicadas para un chico,

pero la verdad no lo es, estos versos, párrafos o como lo quieran llamar fueron mis

vivencias cuando conocí a A y D. Cuando las conocí pensé que solo eran ellas dos,

pero no, detrás de ellas venían más desafíos; algunas cartas son individuales y

otras les hablo en general, pero en sí todas ellas cuenta cómo fue vivir junto A, D

y sus amigos. 


No te prometo un blog con momentos de cuentos de hadas y tampoco un final feliz,

la verdad no sé si estas hojas empapadas de lágrimas se puedan llamar “blog”,

estas páginas son pequeños fragmentos de una historia que todos la vivimos, pero

muy pocos la contamos.


No somos un cúmulo de basura, un reciclador de la calle, un lugar donde la gente puede

ir a desechar lo que ya no les sirve. Podremos aparentar con miles de máscaras,

fingir que nuestro cuarto está limpio para las visitas, pero en ralidad...


Es que debajo de todo lo limpio hay marcas de algo dañado, roto o

que aún sigue goteando.


Con este blog quiero tener una larga, triste y frustrante charla CONTIGO, donde si no te ayudo a

sanar, por lo menos te quiero ayudar a encontrar esa pequeña abertura que está

haciendo que te desangres y poco a poco vayas perdiendo tus fuerzas. La gente

piensa que nuestro hogar está limpio aunque nadie se pregunta: ¿Por qué suena

tanto la gotera? ¿Qué hay debajo de la cama? ¿Qué tanto se esconde en el ático?

¿Por qué nunca nadie entra a su cuarto? Piensalo. Dicen que aprender a vivir sin A y D es difícil, lo sé… porque yo lo viví.


 

Comentarios

A y D

Día 182

Día 148